La moralidad del caos.
La moralidad del caos.
Vengan, burlémonos del grande que tenía tantos pesos sobre su mente y que tanto trabajaba y hasta tan tarde como para dejar detrás un monumento que no pensó en el viento que arrasaba. Vengan, burlémonos del sabio, que con tanto calendario donde fijar los ojos fatigados, nunca vio cómo corrían las estaciones y ahora está boquiabierto ante el sol. Vengan, burlémonos del bueno, que imaginó a la bondad alegre, y que enfermo de su soledad podría proclamar un día festivo: pero el viento sopló ¿y dónde están ahora? Y luego, burlémonos de quien se burla, que ni una mano movería para ayudar ni al bueno, ni al sabio, ni al grande, para cerrar el paso a la vil tormenta, pues nosotros, traficamos en burlas.
Poema de William B. Yeats, 1919.